7.3.07

Un Maestro de Aikido interrumpe....



( .... el ejercicio y les comenta a sus alumnos )

"...Hoy impuse algunas restricciones a sus movimientos para animarlos a moverse de forma distinta. Los privé deliberadamente de su fuente de poder habitual al pedirles que mantuvieran los pies relativamente quietos en un lugar mientras enfrentaban un ataque.Con estas restricciones ya no podían confiar en sus piernas para mover una rígida organización de su torso ni podían depender del desplazamiento de su cuerpo para para generar impulso en la táctica....

Las restricciones tenían la intención de ayudarlos a descubrir el poder de su centro: las caderas , la pelvis y su cintura. Les pedí que enfrentaran el ataque de formas inusuales - a lo largo del cuerpo - para ayudarlos a organizarlos de otra forma y para instarlo a moverse de maneras nuevas...

¿Y qué sucedió? Todos empezaron lentamente porque era algo nuevo y tenían que verificar si podían imitar el movimiento que les había mostrado.No obastante, muy pronto la velocidad de la práctica empezó a incrementarse conforme se sentían más cómodos con el movimiento.Desafortunadamente, con la velocidad vino el descuido. los pies empezaron a moverse. El giro se constreñía o se estiraba. La continuidad del movimiento desapareció y se volvió lineal:Adelante y atrás, frena y avanza...Y en cada parada, en cada interrupción del flujo, volvían a depender de la fuerza y del impulso para pasar a la siguiente fase de la táctica.Las piernas rígidas, el gro se truncó, ...el movimiento de su Centro escapó a la periferia de sus hombros...No pasó mucho tiempo antes de que dejaran de explotar la nueva sugerencia para el movimiento. La atracción de la velocidad y su asociación con el control y la destreza los "jaleaba".

Ustedes querían ejercicio y gratificación más que aprendizaje. Renunciaron rapidamente a la oportunidad de encontrar nuevas fuentes de poder y nuevas maneras de expresarse.

Pero esa es su decisión, una decisión que tomaron por sí mismos o en silencio acuerdo con su compañero. O quizá sintieron la necesidad de moverse al mismo ritmo que otros practicantes. Incluso es probable que no hayan escuchado lo que dije, o que no hayan estado de acuerdo, o simplemente no han aceptado la sugerencia.

Todas tienen su explicación o sus razones , y yo puedo aceptarlas. Sólo pido que traten de comprender porqué decidieron actuar como lo hicieron y que determinen si fue en aras de una mayor destreza en su arte y de un mayor desarrollo de su ser...

Echó un vistazo al reloj y continuó...

- Extraído del libro: Aikido: el Camino de la armonía espiritual y la unión con el Universo. Dr.Stan Wrobel -

2.3.07

Aroma de café y Aikido

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego.

Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: "Querida " ¿qué ves?"

“Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.
¿Que significa esto, padre?
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó.


Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: el agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente:

  • La zanahoria llegó al agua fuerte, dura, soberbia; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer.
  • El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
  • Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

¿Cual eres tu hija? - Le dijo. - Cuando la adversidad llama a tu puerta; ¿cómo respondes?

¿Eres una zanahoria que parece fuerte, pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable y un espíritu fluido, pero que después de una muerte, una separación, un despido, una piedra en el camino se vuelve duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?


¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren, que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea.

"POR ESO NO DEJES JAMAS DE ESPARCIR CON TU FUERZA Y ACTITUD EL "DULCE AROMA DEL CAFÉ".

Relato de Mª Jesús López